5.2. Alumnos y alumnas con Premio Extraordinario de Bachillerato. pag 219.
Esta investigación analiza la situación personal, escolar, familiar y social de una muestra de alumnos que han obtenido el Premio Extraordinario de Bachillerato (PEB), en los centros escolares de la Comunidad de Madrid durante los cursos académicos 1998-1999 y 1999-2000; desde tres perspectiva: los propios alumnos, la de sus padres y la de una muestra de sus profesores.
Para aspirar al Premio Extraordinario de Bachillerato (PEB), es requisito tener en bachillerato una nota media de sobresaliente y superar una compleja prueba diseñada al respecto. Se concede 1 Premio Extraordinario de Bachillerato (PEB) por cada 1000 alumnos matriculados en el último curso de bachillerato; los que lo obtienen pueden aspirar al Premio Nacional de Bachillerato.
Son alumnos con alto rendimiento académico y por su trayectoria y edad, con cierta sensibilidad hacia el tema de la igualdad y la discriminación.
Destacamos los siguientes resultados referidos al género:
Pruebas psicométricas.
No aparecen diferencias significativas en capacidad (test de Raven nivel superior y test PMA) ni en creatividad (TAEC).
Sí aparecen diferencias significativas en 5 de los 17 campos del Inventario de Preferencias Profesionales: los chicos destacan en los campos científico-experimental, científicio-técnico y militar-seguridad; y las chicas en los campos literario y económico-empresarial.
Si los datos se analizan en función de la opción de letras, ciencias y mixto, sí aparecen diferencias significativas, a favor del grupo de ciencias, en el test de Raven y en el factor de razonamiento del PMA.
Del conjunto de las pruebas psicométricas, lo que diferencia significativamente a los chicos frente a las chicas; son los mayores intereses científicos y técnicos de los primeros, dato que confluye con lo apuntado en estudios anteriores.
Datos del cuestionario.
A través del análisis de segmentación se han obtenido los intereses y comportamientos que marcan las máximas diferencias entre los grupos sexuales y son los siguientes:
Los chicos son más partidarios de un círculo de amistades reducido, encuentran más dificiles las relaciones personales, les gustan menos las actividades tranquilas, tenían menos apoyo de la madre, atribuyen a los padres con más determinación acierto en la aplicación de premios y castigos, no creen que las chicas muy inteligentes sean tratadas con recelo ni ponen como primera preocupación el aprobar los exámenes, estudian una carrera tradicionalmente masculina y se sienten más cómodos en las clases impartidas por profesoras.
Por su parte, las chicas tienden al polo opuesto, es decir, prefieren círculos de amistad más amplios, se relacionan más fácilmente con las personas, les gustan las actividades sedentarias y tienen preferencia por los espectáculos, se sienten más apoyadas por la madre, atribuyen a los padres cierta arbitrariedad en la administración de premios y castigos, perciben recelo de los chicos hacia las chicas muy capaces, sitúan el aprobar como prioridad principal, estudian carreras "de hombre y de mujeres" o de ciencias y letras y no se sienten especialmente cómodas o incómodas en las clases impartidas por mujeres.
Análisis cualitativo de los grupos de discusión.
Los tres grupos o padres, profesores y alumnos, coinciden en las respuestas aunque difieren en el grado; señalan que familia, escuela y sociedad reconocen en general la igualdad entre los géneros si bien perviven estereotipos que favorecen el género masculino.
Las chicas ocultarían su capacidad más que sus homólogos masculinos; habría hacia ellas unas expectativas más bajas; se han educado en la igualdad entre los géneros aunque en clase apenas se han tenido oportunidad de conocer aportaciones de mujeres importantes en el campo de la ciencia, la historia o la literatura, a juicio de algunos chicos porque no han existido aspecto este que habría que matizar.
En la elección de carrera suelen ser innovadores pues eligen en campos con y sin tradición en su familia o en su género.
Las chicas son más innovadoras entre otras razones porque, en principio, pueden elegir cualquier carrera pues los padres son sesgadamente "machistas" y tempranamente presionan más a los hijos que a las hijas para que se adecuen al estereotipo maculino: carrera dura y de hombres que es sinónimo de ciencias, ingeniería o una buena oposición si eligen carreras como derecho.
Los hijos encontrarían la mayor dificultad en la elección de carreras tipo danza, dramatización, música o educación infantil, carreras que los padres llegarían a admitir en el caso de las hijas.
Algunos señalan que hay "machismo" sutil entre los profesores y entre los alumnos y que hay un pacto implícito para no darle importancia, pacto que suscriben, en primer lugar, las más afectadas.
Educación familiar recibida.
La educación familiar recibida ha sido una educación igualmente exigente con hijos e hijas (una forma de discriminación sexual apuntada en los grupos de discusión es exigir intelectualmente menos a la hija y tener hacia ella expectativas más bajas); respetuosa con la persona y exigente con su autonomía; abierta a la educación extraescolar y que les ha dotado de disciplina, hábitos, valores e instrumentos cognitivos valiosos para un recorrido escolar a fondo.
Por ejemplo, el grupo Premio Extraordinario de Bachillerato (PEB) destaca en afición lectora, dominio de idiomas, otorgar un lugar prioritario a las obligaciones escolares, dedicar tiempo al estudio y valorar altamente la autonomía y responsabilidad personal.
No han tenido profesores particulares ni han alternado estudio y trabajo, salvo excepción.
Han crecido en el seno de familias relativamente acomodadas que les han dado tempranamente dirección y apoyo pues, por una parte, mostraban prioridades entre las que destacaban la autonomía personal y la responsabilidad para con las tareas escolares y, por otra, daba a los hijos el suficiente apego afectivo y apoyo efectivo como para permitirle desarrollar su propio universo personal, intelectual y social.
Las prioridades, la concentración de esfuerzos, las expectativas y los propios recursos desarrollados por el alumno, figuran entre los factores responsables del alto rendimiento.
La calidad de la educación se refleja especialmente en el estilo educativo de la familia, familia que puede ser conservadora, progresista o liberal pero que ha desarrollado en su seno estilos educativos democráticos y coherentes, cuidando el clima familiar y las normas que rigen la convivencia.
Desde la infancia, han respondido con sencillez las preguntas de los hijos, han apoyado determinadas aficiones, han reconocido y fomentado sus logros, han sembrado expectativas en los hijos y hacia los hijos, han otorgado importancia al esfuerzo y la determinación personal.
Padres y profesores coinciden al valorar la difícil situación de las chicas más capaces que sufren cierto rechazo de sus propios compañeros y compañeras.
Estos las respetan y acuden a ellas para dudas y orientaciones pero no las buscan como amigas o novias. En expresión de una madre "es casi imposible que mi hija se de un morrito"; sí es bien visto como novio el alumno capaz. El director de un centro señala que sigue imperando lo de "a las muy listas no las quiere nadie".
Cerramos este apartado señalando que el alto rendimiento del grupo Premio Extraordinario de Bachillerato (PEB) se ha mantenido en los estudios universitarios, independientemente de que procedan de centros públicos o privados, sean hombres o mujeres, estudien ciencias, letras o carreras técnicas.
En la universidad estudian el curso que les corresponde por su edad y casi la mitad estudia una ingeniería superior.
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