viernes, 2 de agosto de 2013

3. Educación y género en los países desarrollados.

3. Educación y género en los países desarrollados. pag 208.


3.1. Mujeres y Ciencia en la Unión Europea.
3.2. Mujeres y Ciencia en España.


Ha tenido que transcurrir un siglo para que (algunos) hombres y mujeres perciban la esencia y magnitud del patriarcado denunciado por mentalidades preclaras.


Definición patriarcado tomado en sentido amplio (Kincheloe y Steingerg).

Es el poder que los hombres adquieren por derecho propio para interpretar la realidad y para disfrutar de las ventajas que les reporta el dominio de personas subordinadas...

En las sociedades patriarcales los hombres tienen más peso que las mujeres en (todos los órdenes de la vida y en) lo que se refiere al conocimiento, su producción y validación...


La mujer, por el simple hecho de serlo, dispone de una clase inferior de conocimiento y, por consiguiente, no tiene la autoridad necesaria..



Aunque con algún resquebrajamiento, seguimos siendo socializados en una sociedad patriarcal que dicotomiza la humanidad en dos bloques:
  • El masculino, de categoría superior pues ostenta el conocimiento racional, la producción, el trabajo público, la gestión social y el desarrollo económico.
  • El femenino, que queda definido por su reclusión al ámbito privado, al conocimiento afectivo, la reproducción y mantenimiento de los otros, las tareas domésticas y la dependencia económica y social del varón.
Esta devaluación de lo femenino es interiorizada por cada género, lo que lleva a perpetuar el desequilibrio. Las propias mujeres devalúan su conocimiento y su trabajo y justifican, de este modo, su papel subalterno respecto de los hombres.

El poder patriarcal aúna sus esfuerzos para "disciplianr a las mujeres", que, de este modo, ven limitada su capacidad para configurar su propia vida y para ofrecer a las nuevas generaciones modelos humanos más plenos para cada persona y para los dos géneros.


Equidad sería acabar con el "disciplinar a las mujeres", para pasar a promover una disciplina personal y social equitativa y necesaria para y entre los hombres y las mujeres.


Por otro lado, las mujeres (y los hombres) jóvenes, más preparados y concienciadas que generaciones anteriores y educadas en ambientes mixtos, están interiorizando una filosofía de la equidad como igualdad justa y razonable en los diversos ámbitos de la vida.

Por su parte, la familia, respalda sin ambages la independencia económica de las hijas como forma de proteger su futuro de mujer desvalidad, aunque puedan tener de hecho para ellas aspiraciones profesionales más bajas.

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